Habitación de Cissy.

No sabía que hacía ahí todavia, pero como sea. Sirius no tardaria en llegar por sus cosas y él pretendia hablar con Cissa para luego poder hablar o lo que sea con su hermano. Toca la puerta de su habitación.

Después de todas las charlas que tuvo, todos los comentarios de los demás alumnos de Hogwarts y lo que ella misma había vivido, sus ganas de aparecerse por allí eran nulas practicamente.

Está hace más de una hora y media acostada en su cama boca abajo, abrazada a uno de sus almohadones, con su mirada en los tulipanes de color lila a su lado, en el florero sobre la pequeña mesa.

Cuando escucha que alguien toca la puerta, se levanta un tanto perdida por segundos. Abre la puerta, desganada. Se sorprende poco al ver allí a Reg.

Había llegado a Grimmauld Place y subido directamente hacía su habitación. Cuando la encuentra vacia gruñe, y voltea al ver a Regulus entrar a la habitación de Narcissa.

Se acerca allí y toca la puerta, entrando luego al dormitorio - Interrumpo algo? - sonrie con finjida inocencia.

Ese día se había levantado demasido calmo, y lo deseaba aprovechar. - Solamente queria hablarte de.. - luego escucha la voz de Sirius y maldice por lo bajo. Intentando tranquilizarse.

Mira fulminante a Sirius cuando entra a su habitación con tanta naturalidad, daba la sensación de que hacia eso seguido y no era algo que quisiera que Regulus pensara, realmente.

No sabe que decir. Ahora su mirada va de Regulus a Sirius y viceversa, minimamente nerviosa.

Si no supiera que Sirius llegaria lo tomaria de
mala forma - Buenas tardes, hermano - saluda intentando ser lo más
natural y amable posible, aunque se nota el deje de tristeza mezclado
con furia. Voltea a Narcissa.

- ¿Necesitas algo? - Pregunta cortando el incómodo silencio, con su mirada fija en Sirius ahora. No se atreve a mirar a Regulus en presencia de Sirius, porque se siente incómoda, bastante por el carácter pasivo que suele tener.

- Solamente vine por mis cosas, acaso molesto? - pregunta con una expresión divertida, aproposito sorprendida. Se recuesta en su cama, acomodandose allí - Ustedes sigan con lo suyo, sólo espero no molestar - amaba hacerles la vida imposible a ambos, era un maldito jodido.

Oh sí, podía contar hasta mil mentalmente y la furia no se iria - Realmente molestas bastante, pero creo que estas acostumbrado a aquello - responde de mala gana, mirando a su prima, a fin de cuentas, esa era su habitación.

- No hay nada tuyo aquí, Sirius - Murmura serena, pero con un tono cortante, molesta por la actitud de el. Ya había arruinado la relación que tenía con su hermano, ¿Qué más quería? - Vete - Agrega, después de un par de minutos.

- Si lo hay, está mi hermano y mi prima - no abre los ojos, se acomoda en la cama de ella. Ahora que estaba en Grimmauld Place lo disfrutaria - Lo haria, pero los tres sabemos que ninguno quiere que yo me vaya. Así que me quedo, Cissy - todo aquello no era por inmaduro, sino era en parte, por todo.

Mira a Regulus, esperando que la entendiera. No era culpa de ella, claro que no, y él podía darse cuenta de eso, con facilidad. - Te vas, Sirius - Se acerca, toma su mano para levantarlo y que se vaya de allí.

- Sirius, largate - le ordena más bien, con ese tono que da a entender que él ya no bromeaba. Le había dificultado más aún las cosas con Narcissa, ya no lo entendia.

Suspira pesado, frunce los labios tenuemente, en desacuerdo por lo que está por hacer, pero segura de que es lo correcto. - Déjame hablar con Sirius, a solas, Reg - Le pide en un susurro, al oído. Infinitamente serena en ese momento, cálida.

Abre los ojos y escucha lo que dicen, una sonrisa torcida y traviesa aparece en su rostro, demasiado burlón.

- Si Reg, dejanos hablar a solas - le guiña a su prima, divertido.

Su mirada parece perder más brillo y tornarse más negra cuando ambos hablan, voltea.

- Soy Regulus - le dice a él, mirando a Narcissa antes de salir a la habitación, quedandose ahí de todas formas.

- ¿Qué quieres Sirius? - Pregunta directa, queriendo que le responda exactamente lo que le pregunta, sin vueltas. Se recarga contra la puerta de su habitación levemente, cruzada de brazos. Lo mira, con algo de paciencia.

- Realmente quiero muchas cosas - murmura, levantandose de la cama y llendo a ella, tomandola de la cintura y esperando su rechazo.

- Te equivocaste de lugar entonces, primo - Musita, con una falsa e irónica pequeña sonrisa, a la vez que aparta sus manos apenas brusca.

- Yo no especifique con quien, pequeña malpensada - le dice, soltandola. Sonriendo con ese deje completamente gamberro.

- No soy malpensada, tú eres un pervertido y te conozco - Se defiende, lógica y sin inventos en lo que dice. Lo sigue con la mirada, parece atenta, pero no lo está, no es tan así.

- Pervertido mi hermano - bromea, acortando minimamente la distancia entre ellos, oh si, él era un pervertido y le encantaba.

- Ni tú te creerías eso - Niega despacio con su cabeza, una o dos veces, sutil. - Aléjate, Sirius - Pide serena, percatándose de lo que hace.

- Yo no estoy haciendo nada - le dice - Y además, porque nadie me cree? - le pregunta demasiado tranquilo para ser normal.