Regresando de mi paseo nocturno ~

Llegue a la sala común, ya era demasiado tarde y estaba todo desierto. Me desplome sobre un sillón, enfurruñada - ¿Pero quien se cree esa... intento de Barbie? - Apreté los puños con fuerza.

Tome uno de los almohadones y lo tire contra la pared, con fuerza.

Bufé, molesta. Era raro que me comportara asi, pero habia sacado lo peor de mi.

Qué pasa, pequeña? - pregunta, bajando las escaleras de la habitación de chicos, se sienta a su lado, abrazandola.

Lo abracé, ahora un poco más calmada – Narcissa – Murmure simplemente.

-Narcissa.. - repite, buscando calma también - Dime que te hizo ese pato de laguna.. - pide, acariciando su cabello.

-Discutimos hace un rato – Conteste, suspirando.

-Dime que hizo.. porque si te lastimo, me levanto y la cuelgo en la torre de Astronomia... AHORA mismo - Aclara, Narcissa se las pagaría.

Negué con la cabeza – No, no me hizo nada, es solo que me molestaron las cosas que dijo – Intente calmarlo.

-Dime que dijo, cada palabra - Pide, acariciando su mejilla.

Sentí un extraño cosquilleo en mi mejilla. Cerré los ojos - Olvídalo, no vale la pena - Susurre. Seria mala idea decirle exactamente lo que ella había dicho.

-Si, si la vale.. Porfavor - Pide, necesitaba saber que habia pasado,.

Me mordí el labio inferior - Ya, de enserio, que se ahogue en su propio veneno. No le des importancia.

-Yo mismo la ahogaré en su veneno, pero dime que te dijo.. Necesito saberlo - Pucherea, haciendo ojitos.

-El chantaje emocional es lo mío, no vas a lograr convencerme de esa forma – Le pellizque la mejilla, suave.

-Entonces como? - enarca una ceja, divertido.

Me encogí de hombros – Deberías probar nuevos métodos.

Cierto.. - Murmura, lleva su rostro a su cuello. Deja sus labios posados allí.

Me estremecí – James… qué haces?

-Tratando de que me digas... - Suspire allí, riendo suave.

Trague saliva - ¿Y de todos los métodos tenias que elegir justo ese?

Asiente sonriendo - Vas, a decirme que dijo Narcissa? - Le pregunta, recorriendo apenas su cuello.

Suspire – Dijo cosas sobre Sirius y después dijo algo así como que yo era una Barbie Teresa. – Fruncí el seño – Debían de gustarle de verdad esas porquerías para saberse los nombres. ¿Contento?

Se separa de su cuello, sonriendo - Yo me las sabía, mi prima me taladraba el cerebro con aquello.. - le explica, riendo. Lleva una mano a su mejilla - Te digo algo? La Barbie Teresa era la que más me gustaba, y no lo estoy inventando ahora.. - le sonrie, tierno.

Me reí – Yo nunca fui muy fan de esas cosas.