REUNIÓN BLACK -

Todo estaba arreglado para la velada, su hijo todavia no habia llegado y no tenia la ilusión de que Sirius se apareciera allí, exceptuando que él vaya para complicarle la vida.

Kreacher va de aqui para allá, sirviendo la mesa mientras Walburga le da las instrucciones.

Baja las escaleras con el mentón en alto, observando todo desde su lugar. Más bien criticando silenciosamente con la mirada. - Orion, esta todo listo? - Pregunta en un tono de voz casi áspero. Esperando un definitivo no.

Se frota las manos, de repente más nervioso con la presencia de su esposa allí - No, aún no - responde mecánico, porque él la conocía de sobras.

Enarca una ceja, frunciendo levemente los labios. Ya dejando atrás las escaleras. - Pues apurate, entonces. - Ordena de alguna manera, llendo hacía él. - Los invitados estan por llegar, y NO quiero retrazos. - Le aclara, al momento en el que el timbre suena. Lo fulmina, descontenta. Va hacia la puerta, abriendola.

Toma la mano de Treena cuando ya están en la puerta, sólo esperaba que les abriera Kreacher y no su..

Oh oh, le sonríe suavemente a su madre cuando abre la puerta, mirando fugazmente a su pareja. Comenzaba a pensar que eso no era una buena idea, y todavia no habian visto a nadie.

- Madre - saluda, adentrandose en la casa y asintiendo en modo de saludo a su padre.

Apenas aprieta su mano,está alli con el,eso le calma un poco los nervios.Sonrie,segura de si misma-Señora Black,señor.-saluda,cordial, con la voz más firme de lo que creyó podria salirle jamás.
La imagen de la mujer era intimidante.

- Oh, Regulus. - Sonrie torcidamente, dejando un beso en la frente de su hijo. Mira a su acompañante, borrando alegría alguna de su rostro. La mira de arriba a abajo, con casi asco dibujado en la cara. - Quién es esta? - Pregunta, caminando detrás de estos dos. Mira a su esposo con los dientes rechinando. Lo presiente, él sabía de esto. Maldito pollerudo.

Orion abre más los ojos cuando ve la cara de su esposa, se acerca a ellos despacio - Bueno, tu debes ser Treena, la novia de Regulus ¿No? - le pregunta intentando aliviar la tensión que había en el ambiente. Él se había enterado una semana después que su hijo había estado saliendo con Narcissa y luego habían terminado.

- Ella es Treena White, mi novia - la presenta cuando su padre se mete en la conversación, le sonrie a ella sin soltar su mano. Regulus estaba más nervioso que Treena, no sólo por sus padres sino porque allí también estaria el resto de su familia.

Pasa saliva,sin saber exactamente que decir,intentando no alterarse por la mirada de su 'suegra'.Sonrie leve,intentando ser ella mismo-Es un placer conocerles,señores Black-siempre respetuosa.

Suspira, colocandose al lado de su esposo. - Me gustaría decir lo mismo. - Determina, antes se voltearse a su elfo. - Kreacher! - Lo llama, exclamando.

Una vez que el elfo llega, ella le sonrie leve. El mejor esclavo sin duda. - Traele algo a la invitada, y a Reg. - Musita, con sarcasmo cuando la nombra.

Se queda mirando a su novia unos momentos, embobado y luego hace una mueca al ver como la trata - No quiero nada, madre - murmura despacio, esperando unos momentos más antes de mostrarle la casa a ella.

- Es un gusto conocerte, Treena - le dedica algo parecido a una sonrisa a la muchacha. Sólo espera que su esposa no sigue intimidando así a la muchacha con su mirada y sus contestaciones.

Tampoco yo señora Black,gracias-por cortesia,le habla cuando le mira,ya no tan segura como cuando entró.La señora tenia sin duda experienca en ahuyentas gente.

- Ama, no le traeré nada a esa cualquiera. De todas formas. - Murmura entre chillidos, un desconfiado Kreacher.

Una especie de orgullo la llenaba al oir a su elfo llenarse la boca en criticas hacia la otra, por eso le dedica una simple sonrisa.

- Kreacher, cállate - le ordena apretando los dientes, sin dudas molesto. Regulus no tenia la seguridad suficiente como para contradecir realmente a su madre, pero con Kreacher era capaz hasta de darle la prenda si le hacia algo a su novia.

Aprieta la mano de su novio disimuladamente,no quiereque temrine en problemas por ella,total, no le importa mucho lo que diga el elfo,solo lo que diga el.
Suspira,intentando calmarlo.

Le habian avisado tarde.Tenia ganas de ver a todos los mugrosos juntos, igual que a su tia,le encantaba ser la preferida.
Se apareció en medio del salón-Tiaa bonitaaa,llegué-dice,con voz canturrina,niña.

- Quieren pasar a la sala? - les pregunta, le da un pequeño abrazo a Bella cuando la ve entrar, para luego dejarle el paso a saludar a su esposa.

- Oh, Bellatrix. Pequeña mia. - Murmura, sonriendo alegremente. Camina hacia ella, abrazandola con un cariño infinito. - Tu siempre serás un modelo de mujer. - Le dice, arreglando prolijamente su cabello. Se voltea, dandole una última mirada a la novia de su hijo menor.
Mira a los demás, algunos otros primos lejanos de la familia estaban llegando, recibidos por Kreacher. - Creo que faltan tus hermanas, y estamos todos. - Le avisa a su sobrina favorita.

Gracias tia-dice,con sus ojos practicamente brillosos.Sabe como sacar provecho de eso.La abraza mirando por ensima de su hombro a su primo..¿Por esa habia cambiado a Cissy?

- Un gusto verte Bella - la saluda, eso era una buena idea para sacar a su hermosa de allí. - Ella es Treena White, mi novia. Tree, ella es Bellatrix Black, mi prima - las presenta, dejando ya de lado las formalidades - Ahora, voy a mostrarle a Treena la casa - le dice a su madre sin querer esperar respuesta siquiera.

Mira a su hijo, alejandose apenas de Bellatrix. - Oh claro hijo, creo que a todos nos gustaria que ella se valla, a ver la casa. Claro ésta. - Musita, con una sonrisa torcida en sus labios, reacciona en lo que su esposo dice, con tranquilidad nata. - Es cierto, vamos todos a la sala. Kreacher nos recibirá con bocadillos. - Y dicho esto, se pone a caminar hacia allí. Los espera en la puerta, saludando a los pocos primos que no había visto en tiempo.

Tenía la presencia de que sería una reunión para no olvidar.

Llega a la casa, toca la puerta y espera allí sonriendo maliciosamente

Entró hace varios minutos, pero raramente no se había animado a adentrarse más a la casa. Claro, aún tenía millones de emociones mezcladas dentro, y no eran precisamente de felicidad.

Divisa a su tía en la puerta de la sala, le sonrie tenuemente, acercandose con esa frescura de siempre y su elegancia en derroche.