Sola en el Bosq [Liiibre]

Camina por el bosque, solitaria, con su reproductor de música, tarareando la canción que estaba escuchando. Trata de olvidarse por momentos de los numerosos problemas que se le van presentando a causa de la aparición de esos nuevos "mortifagos".
Suspira audiblemente, ese cargo le estaba chupando la vida y si seguía así llegaría el momento en que tendría que aceptar la derrota y pedir la renuncia.
Se seinta bajo la sombra de un árbol y espera a nada en especial

Aquellos paseos por el bosque lo relajaban, la paz que siempre reinaba allí le gustaba, discernía mucho de su vida, siempre ajetreado con el trabajo en el ministerio y luego con su inusual hobby de ser mortífago. No es que no le gustara pero por merlín, no podía ni siquiera pasar una noche de sexo salvaje a gusto y aquello lo sacaba de sus casillas.
Le da un puntapié a una pequeña piedra, molesto. No se podía desfogar con nadie así que tenia que hacerlo en sus paseos.

Escucha ruidos, de otra persona allí y se levanta, cautelosa y con varita en mano.
Años de infancia y de su adolescencia la hicieron aprender a la fuerza que siempre había que estar preparada para todo lo que pasara.
Escuchá con más atención y sienta q el ruido ya había pasado. Suspira reprochandose a si misma por su paranoia.
Se sienta de nuevo en su lugar y empieza a tarerar una canción un poco más serena

Esta sumergido por completo en sus pensamientos cuando escucha a alguien tararear una canción desconocida. Frunce el ceño ligeramente, ahora ni siquiera se podía tener un momento de paz allí. Sus pasos lo llevan hasta el lugar de donde procede aquel canturreo. Reconoce a la ministra sentada bajo un árbol. En su rostro se dibuja una sonrisa torcida. Se apoya en un árbol cercado a donde esta ella, se cruza de brazos.

- Corren tiempos peligrosos para que una mujer ande sola por estos sitios.-Dice con su mirada puesta en ella.

Levanta la mirada para ver a un hombre muy poco conocido para ella. Y se encoge de hombres al oir lo q le había dicho.
- Sí, pero esta mujer se sabe defender muy bien - dice mirandolo fijamente.

Se ríe entre dientes, sin apartar su vista de ella. Sabía muy bien que la ministra se sabía defender.

- ¿Entonces no debo preocuparme si un mortífago la ataque, señora ministra?-Le pregunta, alzando una ceja.

- No tiene porq preocuparse, señor, no sería su problema - contestá levantandose de allí y acomodandose mejor la ropa.
- Con quien tengo el gusto de hablar? - pregunta mirandolo fijo, con la elegancia propia de los Snape

Sonríe irónico. En eso tenia razón, lo único por lo que se tendría que preocupar era por acabar con ella limpiamente. Se acerca a ella, con sus andares seguros y elegantes.

- Evan Rosier.-Se presenta, tomando suavemente su mano y besando su dorso.

Enarcá una ceja, ya sabía de dónde lo conocía
- Inafable? - pregunta despacio mirandolo - supongo q no es necesario presentarme - sonríe de lado cautelosa. No le agradaba ese hombre aún

Suelta muy lentamente su mano, mirando directamente a sus ojos.

- Así es.-Le responde, asintiendo con la cabeza.- Y no, no hace falta que se presente, ministra.-Le sonríe, en calma.

Asiente con la cabeza sonriendo simpatica
- Muy bien.. Sr. Rosier. - se sienta de nuevo bajo el árbol - qué hace por aquí?

Prefiere mantenerse de pie y mantenerse a alerta.

- Llámeme Evan, por favor.-Le pide con una sonrisa, tranquilo.- Vine a pasear y poder tener un momento de paz.-Le cuenta.

Sonríe
- Lo mismo que yo por lo visto.. Evan - dice tranquilamente, mirando hacía otro lado distraída

Asiente, con la mirada perdida en el bosque.

- ¿Mucho trabajo, ministra?-Le pregunta con una media sonrisa.

- Bastante - dice cansinamente, recordando todo el lío de los mortifagos y el Ministerio revolucionado - y usted tiene mucha trabajo Evan?

- Eso es un secreto.-Le contesta, guiñándole un ojo. Tenia prohibido hablar sobre las cosas del Departamento de Misterios.

- Claaro - ríe suavemente recordando eso - me había olvidado - dice sacudiendo su cabeza despacio

- No importa.-Haciendo un gesto despreocupado con la mano, sonriendo.

No dice nada, tranquila, y disfrutando de esa paz q había allí

Se apoya en un arbol cercano a donde esta ella. No aparta su mirada de ella.

Siente como la mira, y le devuelve su mirada, firme, tal como es ella