Abro mis impacientes ojos, porque soy el Señor Lado Positivo ♫

Como casi todas las mañanas, era el primero en la sala común, ya en la ventana. Como siempre, mirando a la nada y dejando que el silencio y la tranquilidad de la atmosfera lo envuelva.

Por más silencio que tratara de hacer la persona que habia entrado, él se voltea. Reconoce a un de sus primas de Roma, Atenas Black, ese día ella estaba luciendo un look algo desalineado y con la corbata del "gran Sirius Black", encajaba perfecto

- Buenos días - dice lo suficientemente alto como para sacarla de sus pensamientos, volviendo la vista a la nada.

- Familiar tuyo y del dueño de esa corbata - la señala, dandole una indirecta de quien era. Tal vez lo mejor era dar nombre, ya que ella se encontraba bajo el efecto que dejaba Sirius después de hacer de las suyas - Regulus Black - se presenta al fin, volteando.

- Su hermano - responde - O como prefieras llamarle a dos personas que solo compartieron una infancia y a sus padres - le dice, tranquilo. Eso era un gran "hermano".

- Así que voy a adivinar, Sirius te dio una excelente noche, te beso y se fue sin más - dice tan tranquilo, cerrando la ventana. Caminando hasta uno de los sillones más cercanos a la chimenea del lugar - Ah, y por lo que veo también te dejo algo para no olvidarlo - como si fuera tan simple, espera su reacción.

- Qué no fue así? - finje sorpresa - Entonces creo que seria la primera vez que mi hermano cambiaria la rutina con alguien que no fuera de más de una noche - mira significativamente la corbata, nega para sí sonriendo apenas.

- Creo que tienes que hablar con él - dice, encogiendose de hombros, como no era algo que le afectara a él, no le importaba. Si ella no era otra más que otra chica ingenua que caia en la red de su hermano - Yo que tú, usaria el cruciatus - murmura pensativo, se levante del sillón - Como sea, un placer conocerte - ya ni la mira, sale de allí hacia su habitación.