Bueeeeeeeh, no tenía idea de donde subir el fic xD Peeeeeeeeeeero, lo subo en la zona Off.
Como verán, la falta de internet me hace mal xD Entonces deliro. Y como deliro, escribo xD
Cada capítulo nuevo, voy a subir las fotos de los PJ nuevos, o qe vayan apareciendo en la historia. Éste foro me inspiró a escribir la historia.
En el cap de hoy aparecen:
Remus Lupin.- Spoiler:
Lucie Ford- Spoiler:
James Potter- Spoiler:
Sirius Black- Spoiler:
Peter Pettigrew- Spoiler:
Madame Pomfrey- Spoiler:
Capítulo 1
Se despierta, en medio de una habitación polvorienta, desorientada, perdida. Mira todo a su alrededor, con ojos desorbitados, tratando de recordar algo de la noche anterior. Hace una mueca al apoyarse en su brazo. Se había reincorporado muy pronto y todo el lugar le daba vueltas. Mira sus manos, sorprendida. Estaban manchadas con sangre. Baja su mirada a su cuerpo. Estaba completamente desnuda. Esto ya era costumbre luego de cada luna llena del mes, pero siempre sentía cómo sus mejillas tomaban un leve color rosado debido a que la sangre se agolpaba allí, ruborizándolas y sintiendo un leve calor en su cara.
Olfatea el aire, sintiendo dos olores distintos: un ciervo muerto (lo había cazado la noche anterior, por eso sus manos estaban manchadas de sangre) y el aroma a perro con mezcla de chocolate: compañero de todas las noches de luna llena y su amigo, Remus J. Lupin. Estaba echo un bollo en una esquina, con una extraña mueca en su cara.
Lucie Ford se reincorpora dificultosamente y muy adolorida, tomándose las costillas. Tendría que ir a visitar a Madame Pomfrey luego. Tenía rota tres costillas y se había torcido el tobillo derecho, peleando con un centauro en el Bosque Prohibido.
Salta sobre su pie izquierdo hacia el rincón opuesto donde se encontraba Remus durmiendo. La noche anterior, como lo hacía siempre, se llevaba una muda de ropa para ella y Remus y la colocaba en una tabla floja del suelo. Quita la trabla como puede, ya que tenía ocupada su mano derecha en hacer presión en sus costillas rotas del lado izquierdo, para que no le doliera tanto. Saca su mochila, agachándose y deja ver sus largas y finas cicatrices recorriendo su cuerpo. Tenía tres cicatrices en forma horizontal a lo largo de su espalda, reluciendo con el sol naciente. También había algunos nuevos rajuñones, pero no sería un problema. Otra cicatriz iba de su entrepierna, cruzando su nalga derecha y finalizaba en su abdómen. Parecía un grueso hilo que se había fundido con su piel y que siempre había estado ahí.
Se reincorpora, con su mochila en mano. Deja caer su cuerpo sobre una mesita que estaba al lado de la tabla suelta y todavía se veía una larga cicatriz que empesaba en su corazón, se abría paso por sus pechos, como si fuera un pequeño chorro de agua que se abre paso sobre la tierra seca y se escondía debajo de su pecho izquierdo. Ésa cicatriz de la había escho el lobo que la había transformado, a los cinco años de edad.
Suspira. Sentía su cuepor muy pesado, como si un animal demasiado pesado estubiera encima de ella. Hacía todo con mucha lentitud, cosa inhabitual en ella.
Abre su mochila, sacando de ella su ropa interior. Primero se coloca su tanga. Nunca dejaba de usar ese tipo de ropa interior. Se había acostumbrado a ellas. La hacían sentir mujer. Ella se concideraba a sí misma un monstruo.
Luego, le da paso a su sostén. Lo que dejaba ver perfectamente en su pecho derecho, en el lado interior, sus iniciales tatuadas. No era el único tatuaje que poseía.
Se coloca su falda, sentándose en la andrajosa mesita y luego abotona su camisa. Saca sus zapatos de la mochila y se los coloca con sumo cuidado, para que no le dolieran las costillas rotas, ni su tobillo derecho.
Una vez lista, llama a Remus desde su lugar con una voz débil, pero sabía que su amigo la escucharía.
-Lunático... Vamos, Remus, necesitas ir a la enfermería. Bueno, necesitamos- se corride, apretándose un poco más las costillas. -¡Lunático!-.
Remus Lupin da un respingo al sentir una suave y débil voz llamándolo. Abre sus ojos, rápido, olfateando el aire y registrando la habitación con sus ojos chocolate gastados. Suelta un suspiro, aún en el piso, al ver la expresión de su amiga, serena como siempre.
-Casi me duero al no verte- le reprocha, mirándola con fingida inocencia.
Lucie frunce a penas sus labios.
-Deja de decir tonterías, si me habías olido. Ahora, si no es demasiada molestia, vístete. Éstas costillas duelen- murmura, haciendo una mueca desagradable.
Remus la mira y hace una mueca.
-Está bien. Date la vuelta por favor- pide, sonriéndole dulce. Siempre había sido así con ella y siempre lo sería.
Se reincorpora como puede, y se da vuelta, tomándose las costillas.
Remus se levanta, haciendo una mueca con pesadez. Se estira un poco y sus huesos crujen. Sonríe satisfecho. Su cuerpo también estaba plagado de cicatrices, algunas peores que las de Lucie.
-Ahora sí- murmura, egocéntrico. Lucie suelta una risa, divertida. Remus comienza a vestirse, tarareando una canción como lo hacía siempre.
A las nueve de la mañana, Lucie y Remus, salían del pasadizo del Sauce Boxeador. Madame Pomfrey estaba esperándolos, cerca del castillo. Abre la boca, sin emitir sonido alguno escandalizada, al ver cómo caminaba Lucie con la ayuda de Remus. Avanza hacia ellos, rápido y con los labios levemente fruncidos, analizando lo que estaba mal en la muchacha. Mira a Remus, esperando a que hable. En cambio, Lucie lo hace.
-Tres costillas rotas, lado izquierdo y el tobillo derecho torcido- murmura, adolorida, cuando Madame Pomfrey la toma del brazo derecho y lo coloca sobre sus hombros. Lucie emite un sonido ahogado, qujándose. Madame Pomfrey chita.
-Peleó con un centauro- explica Remus, caminado con las dos mujeres hacia el interior del castillo.
Madame Pomfrey frunce el ceño y sus labios, en un reproche silencioso. Lucie suspira y Remus ríe entredientes, divertido de ser él al que regañan.
-Lo siento- murmura Lucie, a regañadientes.
-Podría haberte sucedido algo peor- dice la enfermera, cansada de repetir siempre la misma frase.
-Lo sé, lo sé- dice molesta, rodando sus ojos. Remus camina en silencio, divertido por la situación.
Llegan a la enfermería y recuestan a la pelinegra en una camilla. Madame Pomfrey va a su despacho a hacer papeleos. A los pocos minutos de llegar, se abren las puertas del lugar dándole paso a un ciervo, un perro y un ratón, que enseguida se convierten en tres personas: James Potter, Sirius Black y Peter Pettigrew.
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Bueeh, terminó el primer cap. Aviso: Si alguien no quiere que aparezca su PJ en el Fic, me manda un MP. Ahora sí, graacias por haber leído la historia (: